Cuando se tiene diabetes, cuidar los pies no es solo una recomendación: es una necesidad. El llamado pie diabético puede desarrollar heridas, infecciones o incluso úlceras si no se atiende bien desde el principio.
Por eso, en este artículo te damos consejos claros y fáciles de aplicar en casa para mantener tus pies sanos y prevenir problemas mayores.
¿Por qué es tan importante cuidar los pies en personas con diabetes?
La diabetes puede afectar la sensibilidad en los pies (neuropatía) y la circulación. Eso significa que una pequeña herida, ampolla o roce mal cuidado puede convertirse en una complicación grave si no se detecta a tiempo.
Además, muchas veces no se nota el dolor hasta que la lesión está avanzada. Por eso, la prevención y la revisión diaria son clave.
Consejos básicos para el cuidado diario del pie diabético
- Revisa tus pies todos los días: busca cortes, roces, ampollas o zonas enrojecidas. Usa un espejo si te cuesta ver la planta.
- Lávalos con agua tibia y jabón neutro: evita el agua caliente. Sécalos bien, sobre todo entre los dedos.
- Hidrátalos a diario: aplica crema en el empeine y el talón, pero nunca entre los dedos para evitar hongos.
- Corta las uñas con cuidado: siempre rectas y sin apurar demasiado los bordes. Si no puedes, ve a un podólogo.
- No camines descalzo ni en casa: un pequeño golpe o corte puede pasar desapercibido y complicarse.
¿Qué tipo de calzado es recomendable?
Usar un calzado adecuado es una de las formas más eficaces de proteger los pies. Aquí algunos consejos:
- Elige zapatos amplios: que no presionen los dedos ni rocen en el talón.
- Evita costuras internas: pueden provocar rozaduras sin que te des cuenta.
- Busca suelas blandas y flexibles: para absorber impactos y mejorar la comodidad al caminar.
- Mejor si son transpirables: para evitar humedad y posibles infecciones.
- Revisa el interior antes de ponértelos: asegúrate de que no haya piedras, costuras rotas o cualquier objeto.
En Barefoot You recomendamos modelos sin compresiones, con espacio para los dedos y suelas adaptables que permiten un mejor reparto de la presión, especialmente pensados para pies sensibles.
Cuándo consultar con un especialista
Acude al médico o podólogo si notas alguno de estos signos:
- Heridas que no cicatrizan en unos días.
- Dolor, enrojecimiento o calor en alguna zona del pie.
- Uñas encarnadas o infecciones entre los dedos.
- Áreas con piel más dura o engrosada que molesten al caminar.
Cuanto antes se detecte el problema, más fácil será tratarlo sin complicaciones.
Conclusión
Los cuidados del pie diabético no son complicados, pero sí deben ser constantes. Una pequeña rutina diaria puede marcar la diferencia entre tener unos pies sanos o sufrir complicaciones graves.
Y si tienes dudas sobre qué calzado usar, explora nuestra selección para pies sensibles y elige con tranquilidad. Tus pies —y tu salud— te lo agradecerán.